La expresividad, mi mayor virtud, ha sido el mejor piloto de esta nave llamada cuerpo.  Me encuentro a mí misma en la versatilidad de conducir un tren cuyos vagones se fabricaron con el hierro de la sangre: El circo; la danza teatro y el teatro físico son naturalezas únicas más no por esto distantes. Mi cuerpo es el riel, que se une minuto a minuto para viajar hacía la construcción de mis sueños: La dramaturgia sensible y coherente, la poética de las escenas sencillas, la re-significación de los objetos, y la expresión tanto sutil como abundante de las emociones. El tren lleva a la estación del asombro, para hacerme creer nuevamente en la capacidad de descubrir qué cargo desde niña y nunca he perdido.

Me llamo Candelaria y soy una artista escénica. Mi cuerpo es el de una bailarina que dialoga con el circo y la actuación desde la espontaneidad, la ternura, la alegría y los eventos sorpresivos e inesperados. El motor de mi tren, busca sembrar reflexiones en el participante sobre un valor casi olvidado: la otredad. ¿Y si fuera yo aquel vagabundo que duerme en un carrito de compras? ¿Y si fuera yo aquel hombre que olvido el nombre de su abuelita? La palabra evocar se vuelve el combustible favorito de mi maquinaria. Las ruedas aceleran para traer a la memoria aquello que fue un motivo de alegría, o tristeza, en otras palabras: para hallar la capacidad de dialogo con el participante y de esa manera intentar inquietarlo y conmoverlo.

La humareda que desprende mi ferrocarril, estampa la escritura en el paisaje, haciendo que esta sea un cómplice que emerge para defender la investigación profunda y la creación de textos. El carbón de la poesía, la empatía y la inocencia aviva la llama que hace que mi locomotora avance y por lo tanto desvanezca las fronteras y las diferencias. La razón de este viaje inicia en la necesidad de asumir mi cuerpo como agente social, que revoluciona cuestionando los limites tradicionales para visibilizarse en medio de la urgencia y la necesidad de crear, manifestarse y cambiar. Desde el arte y desde el género, me encuentro en una amplitud diversa. Soy hombre y soy mujer, soy humano, soy un cuerpo sincrético, que declara mediante su arte que el sentido común es variable, y que la sensibilidad es un aspecto fundamental para vivir. Los vagones de mi tren se suman unos con otros, creando la pluralidad de las artes, pues mientras esta exista, yo nunca dejaré de viajar.


                                                                                                                           Candelaria Torres