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Manolo Orjuela
Evaluación Candelaria Torres
Yo, Manolo Orjuela, director de ensambles de la carrera de Artes Escénicas, tuve la oportunidad de compartir con la alumna (que viene de alumbrar) Candelaria Torres, dos ensambles. El primero llamado Ensamble de Teatro 2, y el segundo Ensamble de Pequeño Formato. Lo que encontré de valioso e importante en esta alumna fue que era muy inteligente en la medida en la que conocía rápidamente las situaciones dadas de la escena que se le pedía abordar. Esta situación me permitía rápidamente abordar con ella las condiciones emocionales que requería dicha escena, lo que quiero decir con esto es que contemplaba entonces a un proyecto de actriz, más inteligente en el campo cerebral que en el campo emocional. Mi conexión fue indudablemente encontrar a una estudiante que portaba más elementos racionales que emocionales para subirse al escenario. Una de las cosas que más me llamaron la atención sobre esta alumna fue su capacidad de escribir lo que piensa frente al hecho creativo de ese entonces, así que mi objetivo planteado frente a ella era lograr una simbiosis adecuada entre su razón y su emoción en el escenario. Pienso que al final de ese proceso logramos dicha simbiosis.
En el teatro pienso yo, estos logros no se llevan a cabo sin la conciencia de lo colectivo, y esa colectividad, es decir, de trabajar con el otro me llevo a entender más, su rol en el escenario, y ayudó a su compromiso emocional en el mismo. Para ser más precisos, quisiera ser anecdótico:
El proceso creativo del que hablo, está basado en las tres hermanas de Chejov, su personaje era Chebutikin: un hombre borracho, nostálgico, romántico que ella quiso comparar con una figura de su realidad. Fue inteligente el acierto, pero en un comienzo era solo eso: Inteligente. Admitió que sobre el escenario la carga debe ser tanto racional como emocional y ante esa conciencia pienso que empezó a nacer Candelaria la actriz. Debo decir que en el segundo ensamble ella consolido su inteligencia una vez más con el maravilloso mundo de la dramaturgia donde después de la conciencia de la emoción en el escenario, bien puede sentarse a escribir.
Auguro un futuro laboral en la escritura y en la actuación, aconsejo no olvidar el equilibrio entre razón y emoción, para así vibrar en la creación.
Manolo Orjuela